El segundo recital del ciclo "Con spirito"

Catalán

Miriam Gómez-Morán

El viernes 27 tuvimos el segundo concierto del ciclo Con spirito organizado por la Asociación Muzio Clementi de Barcelona (AMCB) y el Conservatorio Municipal de Música de Barcelona. Por causas de fuerza mayor, Roger Illa, el intérprete anunciado inicialmente, tuvo que cancelar su actuación, pero invitamos a la pianista Miriam Gómez-Morán que pudo organizar su agenda y nos ofreció un magnífico recital con obras de Beethoven, lo que nos cuadraba muy bien con el contenido del ciclo, que en esta sesión debía incluir a este compositor dentro del proyecto de músicos relacionados con Clementi.

Miriam Gómez-Morán es una gran pianista. Así de sencillo. Hace unos meses tuvimos la oportunidad de escucharla en un recital en el marco de un simposio de música antigua dedicado al teclado en el que interpretó este mismo programa y nos fascinó por la calidad de su interpretación. Una cualidad que viene definida por la seguridad de una gran técnica, que en ningún momento se exterioriza con artificios innecesarios, pero sobre todo por su musicalidad. Y nos referimos a una musicalidad verdadera, que es la capacidad de equilibrar el rigor de la partitura con la libertad expresiva sin histrionismo ni sentimentalismo superficial. Miriam capta la atención del oyente, sea con los ojos abiertos o cerrados. No hay ninguna gesticulación que distraiga o sustituya el resultado musical, ninguna intención de engañar al público con teatralidad o exhibición. Es una intérprete sincera, honesta, sabia y sencilla.

Las tres sonatas que interpretó son muy conocidas: la opus 13, ”Patética”, la opus 27 n. 2, “Claro de luna” y la opus 53, “Waldstein” o “Aurora”. Ninguno de estos apodos fue puesto por Beethoven; son fruto de una visión romántica o de un interés comercial por parte de los editores, muy exitoso por otra parte. Sólo el nombre de Waldstein, que fue el dedicatario de la sonata opus 53, se publicó en vida del autor. Independientemente del título, las tres obras son muy significativas dentro del corpus de sonatas beethovenianas. Y pese a encontrarse entre las más tocadas, todavía pueden desvelar secretos. Las tres muestran el genio y la originalidad de su autor en la búsqueda de la forma y el lenguaje personal. Belleza y fealdad, si se nos permite este juicio de valor, se encuentran en una dualidad que alcanza lo sublime. El lenguaje de Beethoven es deliberadamente provocador. Timbre, forma, ritmo, acentuación, bellas frases musicales rotas repentinamente por un arranque o por un pasaje de técnica casi imposible, seducen al oyente al tiempo que lo descolocan. No es de extrañar que su música tenga el atractivo de las grandes ruinas clásicas, la admiración por lo grandioso, por el equilibrio y por la destrucción. El intérprete debe enfrentar este conjunto de elementos con un espíritu de constante búsqueda para explicar de forma inteligible al espectador un discurso que a veces podría convertirse en caótico. Esto requiere la herramienta propia del rapsoda o del actor de teatro: la declamación. La declamación significa el tono de la voz, la respiración, el espacio entre las frases, el ritmo y la dicción. Superadas todas las dificultades técnicas, ya complejas en sí mismas, el reto del pianista está en transmitir todo el contenido de forma similar. En ese punto, la pianista Miriam Gómez-Morán es una maestra.

Para recordar un poco la relación de Beethoven y Clementi señalemos algunas cuestiones. Por un lado, Beethoven prefería las sonatas de Clementi a las de Mozart y las aconsejaba a sus alumnos. Esto explica la influencia que recibió de ellas en muchos aspectos pianísticos. Por otro lado, Clementi fue posteriormente un gran admirador y defensor de la música de Beethoven, de la que también recibió influencias. Clementi trató personalmente con Beethoven y se convirtió en editor suyo y dirigió al menos seis de sus sinfonías en Londres.

Clementi, dieciocho años mayor que Beethoven, anticipó el lenguaje y recursos pianísticos que éste utilizaría y desarrollaría posteriormente de forma personal. Un par de ejemplos pueden ilustrar esto. La Sonata Patética de Beethoven, escrita entre 1798 y 1799, constituye uno de los casos que muestran esta proximidad. La estructura del primer movimiento, que comienza con una introducción lenta (Grave) que reaparece dentro del allegro y desempeña un papel en el juego dramático, la encontramos unos años antes en la Sonata Op. 34 núm. 2 en Sol menor de Clementi, publicada en 1795. Otro ejemplo tiene que ver con el lenguaje de la técnica pianística. El uso de las octavas partidas que encontramos en la misma Patética o en pasajes de la Waldstein, son recursos de brillo pianístico muy anticipados por Clementi en sus propias sonatas, también con voluntad expresiva y con el trasfondo de una concepción del sonido orquestal. En un análisis comparativo de la obra de ambos autores encontramos infinidad de recursos pianísticos que los aproximan y que demuestran que la música de ambos emana del teclado. A partir de aquí, cada uno tiene su camino y su personalidad, pero no olvidemos que el epíteto de Clementi como “Padre del piano” tiene un significado muy profundo. 

En este recital Miriam Gómez-Morán destacó por su dominio absoluto del piano Collard & Collard, late Clementi de 1847 restaurado por Jaume Barmona. A su musicalidad se le añade una preparación de gran nivel. Estudió  pìano en la Academia Franz Liszt de Budapest y clave y fortepiano en la Musikhochscule de Freiburg (Alemania). Se especializó en piano moderno y teclados antiguos y su repertorio abarca desde la música del siglo XVIII a la música contemporánea, con especial énfasis en la música de Franz Liszt, sobre quien hizo su tesis doctoral. El público reaccionó con aplausos muy efusivos que fueron correspondidos con un Vals de Chopin como bis. 

El último concierto tendrá lugar el viernes 3 de noviembre con la actuación de la mezzosoprano Marta Rodrigo y la pianista Marina Rodríguez Brià que interpretarán música muy infrecuente para piano y voz y piano de Clementi, Berger, Mendelssohn y Sor.


Podréis escuchar las obras interpretadas clicando sobre los enlaces. La primera sonata no se pudo grabar por dificultades técnicas.

Ludwig van Beethoven (1770-1827)

Sonata op. 13 en Do menor “Patética”

Sonata op. 27 nº 2 en Do sostenido menor “Claro de luna”

Sonata op. 53 en Do mayor “Waldstein”

Bis: Vals opus 69 n. 1  Chopin

Miriam Gómez-Morán, piano 





Jaume Barmona, Miriam Gómez-Morán y Joan Josep Gutiérrez


El pianero Jaume Barmona revisando el sonido después de la primera sonata.


Público y presentación del concierto