“Papá, quiero ser compositor”
Los recortes de la Generalitat ponen al límite las escuelas de música
Ivanna Vallespín
Barcelona
1 MAY 2012 - 22:16 CET2
Cristian González se pone serio al plantarse ante el piano. Acerca el taburete, se sienta y desgrana nota tras nota Para Elisa,
de Beethoven. A pesar de sus 11 años, Cristian tiene claro su futuro
profesional. “Quiero ser compositor”, asegura sin sombra de duda. Hace
ya seis años que estudia en la escuela de música Torre Balada de
Castellar del Vallès (Vallès Occidental, Barcelona), empujado por su
padre y una genética de tres generaciones de músicos. Este año la
familia ha tenido que apretarse el cinturón porque las cuotas de esta
escuela han subido un 30% de media este curso. “Continuaremos pagando
hasta que podamos”, dice el padre, Ángel González.
Esta familia de Castellar está sufriendo el encarecimiento de los
estudios musicales provocado por los recortes de la Generalitat. La
enseñanza musical se financia con las aportaciones del Gobierno catalán,
los Ayuntamientos y las familias. El Departamento de Enseñanza
destinará este año 19 millones a las escuelas de música y danza, el 30%
menos que en 2011, cuando se invirtieron 27 millones, y el 36% menos
respecto a 2010 (30 millones). El recorte se plasmó en 2011 con el paso
de 600 a 460 euros de la subvención que da la Generalitat por alumno y
año a las escuelas municipales de música. Para este curso se ha
anunciado una nueva rebaja dejará la aportación en 230 euros, aunque la
cifra podría modificarse debido al último recorte de 1.500 millones que
planea la Generalitat, de los cuales 400 millones podrían afectar a
educación.
El recorte está sobrecargando a Ayuntamientos y familias, que también
pasan dificultades económicas. Este círculo vicioso está poniendo en
poligro la continuidad de los estudios no obligatorios, como los que
ofrecen las escuelas de música y danza, pero también las guarderías.
“Hay un punto en que no podremos resistir. Esta línea es la que estamos
ahora a punto de traspasar”, alerta la Asociación Catalana de Escuelas
de Música (ACEM), que defiende estos estudios como un “patrimonio” que
fomenta el éxito escolar. “Ayuda al desarrollo de las emociones, de las
capacidades motoras, de la imaginación y la creatividad, de la capacidad
de aprendizaje…”, defienden desde la ACEM.
La entidad ha realizado entre la mitad de los 165 centros de estudios
musicales públicos de Cataluña una encuesta que revela los problemas
económicos del sector. Según la encuesta, el 53% de las escuelas ha
tenido que subir este curso las cuotas un 10% de media. La escuela de
Castellar tuvo que ir más allá y subió las matrículas un 30%.
El aumento de precios está provocando que muchas familias no puedan
permitirse estos estudios. La encuesta de la ACEM revela que durante
este año se han perdido 1.700 alumnos, el 4% de los 43.000 alumnos que
estudian actualmente en escuelas de música municipales. También la
plantilla se ha visto afectada y se han perdido medio centenar de
profesores, el 1,4% de los cerca de 3.300 que trabajan actualmente en
estos centros.
La escuela de Castellar también ha notado este efecto. Este curso han
perdido el 30% del alumnado (han pasado de 238 estudiantes a 168).
También han tenido que prescindir de la profesora de canto, porque han
dejado de ofertar esta materia, y han reducido la jornada laboral de
algunos maestros. Toni Meler, director de la escuela, apunta que con
vistas al próximo curso buscan soluciones para hacer viable el centro,
por ejemplo priorizar las clases colectivas (se crearán un grupo de gospel y una coral) y asignaturas populares que puedan atraer a un amplio público.
La ACEM alerta de que hay escuelas de música que no podrán sobrevivir
si continúan los recortes de la Generalitat. Maria Antònia Puig, edil
de Educación de Castellar del Vallès, califica la situación de “muy
crítica y muy grave”, pero asegura que el cierre de la escuela no se
prevé. “La escuela sirve de trampolín para los niños que quieran seguir
estudios profesionales de música. Si nosotros no hacemos esta tarea,
¿quién la va a hacer?”, se pregunta la concejal. Cristian es uno de esos
niños que esperan ver un día sus sueños hechos realidad. De momento, el
joven músico aprovecha siempre que puede para enseñar a la profesora
sus composiciones. La última, dedicada a su hermano menor con motivo de
su onomástica. Cristian practica duro cada día esperando poder dar vida
muy pronto a los primeros compases de su pieza favorita: La marcha turca, de Mozart.
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