dimecres, 2 de maig del 2012

EL PAÍS "Papá, quiero ser compositor"

“Papá, quiero ser compositor”

Los recortes de la Generalitat ponen al límite las escuelas de música


Cristian González, tocando el piano en su escuela 
de Castellar del Vallès. / ALBERTO ALONSO DIEZ
Cristian González se pone serio al plantarse ante el piano. Acerca el taburete, se sienta y desgrana nota tras nota Para Elisa, de Beethoven. A pesar de sus 11 años, Cristian tiene claro su futuro profesional. “Quiero ser compositor”, asegura sin sombra de duda. Hace ya seis años que estudia en la escuela de música Torre Balada de Castellar del Vallès (Vallès Occidental, Barcelona), empujado por su padre y una genética de tres generaciones de músicos. Este año la familia ha tenido que apretarse el cinturón porque las cuotas de esta escuela han subido un 30% de media este curso. “Continuaremos pagando hasta que podamos”, dice el padre, Ángel González.
Esta familia de Castellar está sufriendo el encarecimiento de los estudios musicales provocado por los recortes de la Generalitat. La enseñanza musical se financia con las aportaciones del Gobierno catalán, los Ayuntamientos y las familias. El Departamento de Enseñanza destinará este año 19 millones a las escuelas de música y danza, el 30% menos que en 2011, cuando se invirtieron 27 millones, y el 36% menos respecto a 2010 (30 millones). El recorte se plasmó en 2011 con el paso de 600 a 460 euros de la subvención que da la Generalitat por alumno y año a las escuelas municipales de música. Para este curso se ha anunciado una nueva rebaja dejará la aportación en 230 euros, aunque la cifra podría modificarse debido al último recorte de 1.500 millones que planea la Generalitat, de los cuales 400 millones podrían afectar a educación.
El recorte está sobrecargando a Ayuntamientos y familias, que también pasan dificultades económicas. Este círculo vicioso está poniendo en poligro la continuidad de los estudios no obligatorios, como los que ofrecen las escuelas de música y danza, pero también las guarderías. “Hay un punto en que no podremos resistir. Esta línea es la que estamos ahora a punto de traspasar”, alerta la Asociación Catalana de Escuelas de Música (ACEM), que defiende estos estudios como un “patrimonio” que fomenta el éxito escolar. “Ayuda al desarrollo de las emociones, de las capacidades motoras, de la imaginación y la creatividad, de la capacidad de aprendizaje…”, defienden desde la ACEM.

Muchas familias no pueden pagar ya los estudios musicales tras el aumento de las cuotas
La entidad ha realizado entre la mitad de los 165 centros de estudios musicales públicos de Cataluña una encuesta que revela los problemas económicos del sector. Según la encuesta, el 53% de las escuelas ha tenido que subir este curso las cuotas un 10% de media. La escuela de Castellar tuvo que ir más allá y subió las matrículas un 30%.
El aumento de precios está provocando que muchas familias no puedan permitirse estos estudios. La encuesta de la ACEM revela que durante este año se han perdido 1.700 alumnos, el 4% de los 43.000 alumnos que estudian actualmente en escuelas de música municipales. También la plantilla se ha visto afectada y se han perdido medio centenar de profesores, el 1,4% de los cerca de 3.300 que trabajan actualmente en estos centros.
La escuela de Castellar también ha notado este efecto. Este curso han perdido el 30% del alumnado (han pasado de 238 estudiantes a 168). También han tenido que prescindir de la profesora de canto, porque han dejado de ofertar esta materia, y han reducido la jornada laboral de algunos maestros. Toni Meler, director de la escuela, apunta que con vistas al próximo curso buscan soluciones para hacer viable el centro, por ejemplo priorizar las clases colectivas (se crearán un grupo de gospel y una coral) y asignaturas populares que puedan atraer a un amplio público.
La ACEM alerta de que hay escuelas de música que no podrán sobrevivir si continúan los recortes de la Generalitat. Maria Antònia Puig, edil de Educación de Castellar del Vallès, califica la situación de “muy crítica y muy grave”, pero asegura que el cierre de la escuela no se prevé. “La escuela sirve de trampolín para los niños que quieran seguir estudios profesionales de música. Si nosotros no hacemos esta tarea, ¿quién la va a hacer?”, se pregunta la concejal. Cristian es uno de esos niños que esperan ver un día sus sueños hechos realidad. De momento, el joven músico aprovecha siempre que puede para enseñar a la profesora sus composiciones. La última, dedicada a su hermano menor con motivo de su onomástica. Cristian practica duro cada día esperando poder dar vida muy pronto a los primeros compases de su pieza favorita: La marcha turca, de Mozart.